Localidad: San Adrián de Juarros
La Iglesia parroquial conserva ciertamente la tradición, el eslabón y
memoria en la imagen del santo que guarda en su interior. Esta es de
talla de madera de pino policromada, con dorados y bellas decoraciones
sobre el oro. Está vestido de soldado romano y lleva en sus manos la
espada y la palma del martirio. San Adrián era un oficial del ejercito
romano en Nicomedia, en Vitinia del Asia Menor. Se convirtió al
cristianismo al ver la entereza y constancia de los mártires de los que
era guardia en la cárcel. También él fue condenado al martirio que
afrontó valientemente sufriendo la amputación de sus miembros y la
decapitación a principios del siglo IV.
La iglesia está dedicada a
la Virgen María en el misterio de su asunción, no sabemos desde cuando
se empezó a venerar en San Adrián a la Virgen en este misterio que da
nombre a la parroquia. Lo lógico hubiera sido dedicarlo a San Adrián
mártir. Quizá al desaparecer el monasterio, en el siglo XII o XIV, y
cuando la institución parroquial cobra gran importancia, aparece una
advocación nueva, en el momento en que la devoción mariana adquiere
gran preponderancia en la diócesis.
El edificio actual que ha
llegado hasta nosotros, nos sitúa a fines del siglo XV o los primeros
años del XVI. Se trata de un edificio sencillo pero armonioso de estilo
gótico-renacentista, construido en diversas etapas con buenos sillares
de piedra arenisca sacada en las canteras del propio término de San
Adrián. Se constituye de una nave central con orientación Este Oeste,
dividida en cuatro tramos, con bóvedas de crucería gótica y terceletes.
La sus lados Norte y Sur, se elevan cuatro capillas a modo de naves
laterales, con bóvedas de nervadura complicada. Las partes más antiguas
son los dos primeros tramos a partir de la entrada con finas columnas
fasciculadas en el primer tramo y triple haz de columnas en el segundo.
Las bóvedas góticas de estos dos tramos revelan una mayor antigüedad
que las del todo el resto, podrían fecharse en los primeros años del
siglo XVI. A partir de aquí el edificio fue ampliado con dos tramos
más, y las naves laterales probablemente en dos épocas diferentes, a
fines del siglo XVI y a lo largo del XVII, dando como resultado un
edificio armonioso y bien organizado. En tiempos más modernos, a fines
del siglo XVIII, se realiza la sacristía al Norte de la Iglesia en la
línea de la cabecera.
En el exterior merece destacarse la fachada
en la que se halla la portada y la torre. La portada es una obra
renacentista de las primeras décadas del siglo XVI. Tiene arco de medio
punto apoyado en jambas cajeadas que llevan por delante columnas
estriadas en sus dos tercios y que recogen el friso y cornisa sobre el
que se halla una hornacina en arco cuyas jambas se adornan con garras
de león, en las que se halla una bonita imagen de piedra caliza que
representa la Virgen con el Niño. Tanto la portada como la imagen se
pueden calificar de obras de la Escuela Burgalesa del primer tercio del
siglo XVI que recuerdan el estilo de los grandes imagineros y
arquitectos Felipe de Vigarny y Juan de Vallejo
La torre es una
construcción en la que se advierten dos épocas o etapas. La que se alza
sobre la portada, la más antigua, donde quedan bien señalados los
ventanales en arco para las campanas, hoy cegados y que probablemente
no fue mas que una simple espadaña, que más tarde se eleva con un
cuerpo con ventanales para las campanas y otros dos de cierre lateral
que constituyen una torre de planta rectangular. Por la parte Este la
construcción es de armadura de madera y de ladrillo. El acceso a las
campanas se hace por una escalera, adosada al Norte y paralela a otra
escalera, adosada al Sur que conduce al coro de la Iglesia.
El
retablo principal es el más importante de los que conservó la iglesia,
se trata de un retablo transitivo entre el mundo prechurrigueresco y el
churrigueresco . Lo construyó, según los libros de fábrica de la
parroquia, el maestro retablista José del Álamo en 1699-1670 , que
tenía su taller en Burgos. La imaginería corrió a cargo del imaginero
Ventura Fernández que talló las imágenes de la Asunción, San Pedro y
San Pablo y el Cristo crucificado del remate. en las tallas de la
Asunción de Altable y San Adrián de Juarros crea una prototipo de
imagen peculiar que le diferencia, y que se basa en el alargamiento de
la figura en lo ampuloso del ropaje, que se encuentra profusamente
volteado por el viento . El dorado se verificó años más tarde, en 1716.
Es una obra de estilo barroco, cercano al churrigueresco. Se alza sobre
un banco labrado que a su vez se asienta sobre un basamento de piedra y
tiene un solo cuerpo con tres calles separadas por columnas salomónicas
y un remate. Los elementos decorativos son los propios del barroco y
churrigueresco, racimos de uvas y pámpanos en las columnas, roleos
vástagos. Destaca la imagen de la Asunción de la Virgen dotada de un
gran movimiento, con ampuloso manto, que parece volteado por el viento.
El rostro tiene cierta ingenuidad y la figura es alargada creando un
prototipo peculiar que le diferencia de las que se venían haciendo en
la época
En la capilla del Evangelio se conserva la imagen de
Cristo crucificado de buenas proporciones y con acentuado sentimiento
religioso. En la capilla de la Epístola está San Isidro, patrono de los
labradores
Platería
La cruz de San Adrián de Juarros,
realizada por Juan de Salazar, hacia los años setenta del siglo XVI. La
cruz en su conjunto es magnífica, su visión completa, cruz y maza,
producen un efecto deslumbrante que derivan de la acertada combinación
de los oros, de su imaginería, con el blanco natural de la plata